Si alguna vez has retrasado una cita con el dentista, has pospuesto para el próximo mes el propósito de apuntarte al gimnasio y nunca encuentras el momento de ordenar esos malditos papeles o arreglar el grifo de la cocina que gotea... tranquilo, no eres el único. Aplazar los asuntos pendientes, o dejar para mañana lo que podrías hacer hoy, es una costumbre muy humana conocida como procrastinación. Y es muy habitual a pesar de que tiene un coste elevado, ya que los retrasos evitables generan pérdidas de productividad, además de causar estragos emocionales, principalmente mermando la autoestima.
Los estudios parecen indicar que la procrastinación está relacionada con peor salud psicológica, existiendo una conexión entre las personas que dejan las cosas para otro momento y problemas de ansiedad, estrés o depresión. También parece ser más común en personas más jóvenes y ser un comportamiento que está presente en ambos sexos.
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